Hace un tiempo ya publicamos un post sobre la medicina participativa como una de las grandes tendencias de futuro dentro del ámbito de la salud. Ahora bien, la medicina participativa se restringe al puro ámbito clínico. En cambio, la sanidad participativa abre espacios participativos en salud para profundizar en los factores que inciden en la salud y que están fuera del ámbito clínico, como son la familia, el contexto social, laboral, emocional, etc. del paciente; en definitiva, los aspectos y significados que suelen ser invisibles y, sin embargo, tienen un papel crucial en la mejora del pronóstico clínico y la calidad de vida.
En este blog hemos presentado numerosas experiencias que abarcan desde diseño hospitalario a mejora de calidad de vida en oncología, pasando por apoyo emocional en neonatología, prevención del ictus en el puesto de trabajo, desarrollo de tecnologías sanitarias o mejora de protocolos en reproducción asistida.
En este sentido, el II Congreso de Experiencia del Paciente mostrará más de 15 casos prácticos reales en los cuales la involucración de pacientes ha generado mejoras en la calidad de vida -como el caso del baloncesto y Asier de la Iglesia- nuevos protocolos clínicos, por ejemplo, en urgencias en Quirónsalud, el desarrollo de tecnología sanitaria o la aplicación de herramientas de apoyo emocional para profesionales y pacientes.
El congreso cuenta con el aval científico de la Sociedad Española de Calidad Asistencial, así como del Foro Español de Pacientes, la entidad fundada por el mítico Albert Jovell, el médico que dio voz a los pacientes. Ambos avales reconocen de esta manera la calidad científica de las ponencias que se presentan al congreso y el nivel de los ponentes, así como la importancia de los espacios participativos en salud.
Para que los asistentes puedan experimentar en su propia piel cómo funciona un espacio participativo en salud el congreso no se limita a presentar casos, sino que pone marcha 7 talleres prácticos con pacientes y profesionales para generar soluciones aplicables en ámbitos tan diversos como la reducción del asma infantil, las necesidades de las pacientes lesbianas en reproducción asistida, el desarrollo de tecnologías sanitarias o la mejora de adherencia a medicamentos y la puesta en marcha de proyectos beyond the pill por parte de los laboratorios.
Cada vez más los espacios participativos en salud serán fundamentales para los retos que tiene la sanidad en el siglo XXI. Son ellos los que generan los smart data, para que el big data en salud tenga sentido. Asimismo, dan la clave para la humanización de los servicios de salud, la capacidad de autogestión en enfermedades crónicas o la obtención de insights para una atención realmente centrada en paciente.
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