Hace mucho que no escribo en el blog. Han sido unos meses de mucho trabajo y proyectos intensivos. Pero antes del verano me gustaría compartir con vosotros parte del trabajo etnográfico y de experiencia del paciente que estoy realizando en el ámbito de la ´medicina reproductiva.
Es una historia conocida que muchos hemos oído: una pareja se somete durante un largo período a un tratamiento de fertilidad sin éxito. Desanimados lo dejan y al cabo de unos meses… ¡ella está embarazada! Estas historias no son leyendas urbanas sino que son un buen ejemplo de la importancia del factor psicológico en la fertilidad humana.
Psicología y fertilidad Como Eugster y Vingerhoet describiesen ya en 1999: “pasar por un tratamiento de fertilidad es una carga emocional y física para la mujer y su pareja. La investigación sugiere que las parejas que acceden a un programa de fertilización in vitro (FIV) se encuentran psicológicamente bien. Las reacciones durante el tratamiento afectan a hombres y mujeres y ambos experimentan la espera hasta el resultado, así como el fracaso del tratamiento como lo que generan mayor estrés. Algunas reacciones comunes durante los tratamientos FIV son la ansiedad y la depresión. Después de un tratamiento fracasado, emergen sentimientos de tristeza, depresión e ira. En cambio, tras un tratamiento de éxito, los adres FIV experimentan más estrés durante el embarazo que padres fértiles.”
Si bien aún es necesaria mucha investigación en este campo para obtener resultados concluyentes, la ciencia parece confirmar la relación que intuitivamente se establece entre fertilidad y psicología. Varios estudios sugieren incluso que podría existir alguna correlación entre ciertos tratamientos psicológicos y un incrementos de las probabilidades de embarazo.
Psicología y abandono de tratamientos Quizá no esté aún clara del todo la relación entre tratamiento psicológico e incremento de tasas de embarazo, pero lo que sí está bien documentado es que tratar el factor psicológico reduce la tasa de abandono de tratamientos de fertilidad.
Por ejemplo, un estudio de la clínica brasileña Androfert sugiere que al emplear la atención psicológica al paciente, las tasas de abandono han caído de 55% al 22% durante el primer ciclo y del 80% al 55% después del tercer ciclo.
De qué está hecho el estrés psicológico El estrés psicológico es con diferencia el factor más señalado por las parejas para dejar un tratamiento (49% de casos); muy lejos del 7% que suponen las molestias físicas. Otra razón poderosa para dejar un tratamiento es un mal pronóstico (40%), seguido del factor económico (los tratamientos son caros), que indica el 23% de las parejas. Por último, cambios en la relación de pareja, por ejemplo, un divorcio, suponen un 15% de los abandonos de tratamientos de reproducción asistida.
Si el estrés psicológico tiene tanto peso, es importante mirarlo más de cerca. ¿De qué se compone? Un estudio de seguimiento de pacientes muestra que la pérdida de un embarazo es el evento más traumático para una pareja (94%), seguido muy de cerca por ciclos fracasados, que para el 87 de parejas tiene impacto psicológico. Esperar es otra de las grandes causas de ansiedad; el 81% indica ansiedad ante la espera del resultado del transfer embrionario y el 68% asegura que la espera para comprobar cuántos ovocitos han fecundado les genera estrés psicológico.
Reducir el estrés psicológico como parte de la experiencia del paciente Para establecer una estrategia de reducción de estrés, es necesario un conocimiento en profundidad de la experiencia del paciente. Varias clínicas ofrecen asistencia psicológica, pero sin comprender bien el contexto y las vivencias de los pacientes, el resultado puede ser decepcionante. Las etnografías que llevo realizando en clínicas de fertilidad muestran que tras la consulta médica los pacientes muchas veces están tan saturados de información que no han asimilado que no saben qué decisiones tomar. Además, los pacientes le suelen dar la razón al médico en todo; no se atreven a contradecirle. Pero al salir de la consulta manifiestan a enfermeras y asistentes una opinión propia o bien consultan sobre temas médicos y morales a enfermeras y asistentes.
Conocer estos “patient insights” ha sido importante para el diseño de servicios específicos de atención psicológica a pacientes. En primer lugar, asignan r a cada paciente una asistente personal. Una asistente formada en profundidad en temas clínicos, pero también darles formación en atención psicológica. La asistentes hablan el idioma del paciente y éstos establecen una relación de confianza que no existe con el médico (en el médico se confía, pero con gran distancia social). De este modo, las asistente no solamente pueden responder a las preguntas de las pacientes e individualizar planes de tratamiento y agenda sino ofrecerles acompañamiento psicológico hasta el nacimiento o la llamada beta negativa (prueba de embarazo negativa). Esto es muy importante, sobre todo si el ciclo no tiene éxito. Las asistentes tienen un papel muy importante a la hora de ofrecer consuelo y coraje.
La experiencia demuestra que las pacientes acompañadas de este modo presentan índices de satisfacción más altos en las encuestas: Pero recuerden lo que escribimos en el post pasado, la conversación con los pacientes es más importante que la gestión de métricas: si el 10% de las pacientes valora un atención como “mala” eso no nos ayuda mucho. Lo que nos ayuda es dialogar con la paciente y averiguar qué es lo que fue mal, como una mala comunicación información deficiente sobre medicación o la formación para administrarse inyecciones.
Posiblemente estos esfuerzos para reducir el estrés de pacientes no sólo significan menores tasas de abandono, sino que contribuyen a mayores probabilidades de embarazo.
Volveremos en septiembre con nuevos posts sobre co-creación y experiencia del paciente en salud y farmacia. Hasta entonces un feliz verano a todos.
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